Los Tudor

Se me han pasado las cuatro temporaditas en un suspiro, sobre todo porque me urgían a ver episodio tras episodio, pero la verdad es que la serie tiene más categoría que la media y vale la pena verla de un tirón. Nos cuenta la vida de Enrique VIII, rey de Inglaterra en el siglo XVI, desde su coronación hasta su muerte. Un reinado lleno de excesos, decapitaciones, locuras y pasión, como el de la mayoría de los reyes de la época vamos. Lo que ocurre es que el hecho de que Enrique se casara 6 veces cargándose la cabecita de alguna de las esposas da mucho juego la verdad. La cadena Showtime no ha reparado en gastos y ha preparado una ambientación suntuosa en los interiores y unos buenos paisajes y edificios en 3D en los exteriores, se nota que son de mentira pero están bien hechos. Los protagonistas son algunos bastante buenos en general, caras conocidas del cine solventes, empezando por el prota absoluto, Jonathan Rhys Meyers, el gran descubrimiento de Allen en Match Point, aunque algunas elecciones del casting, sobre todo con las reinas me han dejado perpleja. Mención aparte merece el vestuario, absolutamente magnífico, sorprendente y muy divertido, ya que en un episodio puedes ver al rey con una docena de trajes en un derroche de imaginación tremendo.
Lo bueno de las películas y series históricas es que si no estás muy ducho en historia te sirven para aprender. No digo aprender de la serie claro, quiero decir que aprendes porque te vas a los libros o a internet interesado por comprobar el rigor histórico del producto. Y en este caso yo creo que aprueba. Tiene sus licencias, necesarias para hacer interesante el cuento a consumidores de teleseries, pero en general los personajes y los hechos están como parece que fueron en realidad. Es un siete.