Argentina, 1982, en tiempos de dictadura ésta se olía por todas partes. En un colegio nacional de Buenos Aires se produce la metáfora de toda dictadura, la normalidad maligna con la que las normas hiper rígidas se contemplan. Como si fuera lo natural, el cazador acecha a las presas con su mirada invisible, invisible y perversa. Quien es el cazador y la presa queda por ver. Lo que seguro nos transmite esta mini historia, que cabría en un cortometraje, es lo poco recomendable que es la represión de la libertad para el sano desarrollo de las personas.
No conocía al director, parece que nos están llegando muchas cosas del cine argentino y también nos llega lo mediocre. La actriz protagonista tiene mucho mérito porque borda y contiene un personaje difícil donde los haya, esa profesora reprimida y a la vez represora, pero ni así se levanta esta mirada atroz a las miserias humanas. Es un grotesco 4.
Pues pasaré de ella. Yo soy muy de Ricardo Darin. Besotes
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