NO ES PAÍS PARA VIEJOS (Joel y Ethan Coen)

De estos hermanitos he visto casi todo porque son unos genios de la provocación y a la vez no están mal vistos por las mentes bien pensantes. No en vano se llevaron oscars, globos de oro, y demás galardones. ¿Cómo lo hacen? Pues con mucho oficio, y mucha cara dura también, je. Su visión del mundo no es violenta, es que es realista caramba. Esta entrega es más de lo mismo, lo cual me encanta. Esta suerte de western crepuscular (en nuestros tiempos no pueden ser otra cosa) y serial killer film le da la vuelta a las dos cosas añadiendo una sensibilidad, personificada sobre todo por el sheriff, que envuelve la violencia del choque entre dos culturas.
Mención aparte para “nuestro” monstruo particular. El actorazo que es Bardem se pone de manifiesto con este papel que borda como ninguno. Esos diálogos de lobo a cordero con sus posibles víctimas no tienen desperdicio y la forma en que llenan la pantalla sus miradas asesinas te deja en el sitio.

“Hay mucho humor en la novela, aunque no puede considerarse humorística”, dice Joel Coen. “Sobre todo, es muy negra, y esa fue la característica que adoptamos. El libro también es violento, sangriento. Es posible que sea la película más violenta que hayamos rodado. En ese aspecto, creo que refleja fielmente la novela”. Josh Brolin, fan del autor de la novela y actor que encarna a Moss, el personaje más ambiguo dice: “Es una de las historias más asombrosas, violentas y con la jerga más perfecta que leí en mucho tiempo. A pesar de ser una historia lineal, tiene una estructura increíble. Me encanta el trío formado por Moss, Chigurh y Bell; es como si fueran una única persona dividida en tres”. En cuanto al guión, Josh Brolin dice: “Es un viaje emocional muy básico que también trata de los principios humanos del bien y del mal, de la tentación y del honor”.

Sí, y es que la peli deja este punto muy en el aire a su término. Cada uno entenderá lo que quiera o pueda entender. Para mí lo que los directores nos quieren mostrar es que dan lo mismo las razones para desear el dinero o el poder, al final si las anteponemos a la vida de las personas somos todos igual de “malos”. Me doy cuenta de que no es una historia de buenos y malos, como pueda parecer en un principio, sino una muestra de los diferentes tipos de egoísmo y maldad presentes en todos nosotros y como ciertos resortes pueden desatarlos.