
Sólo me raya una cosa, pero me raya bastante, que para poner de manifiesto los fallos, y gordos, del sistema penitenciario, de las fuerzas de seguridad e incluso de la clase política de nuestro país, no hacía falta intentar hacernos simpatizar con la escoria que se pudre en la cárcel. Hay un momento en que un personaje dice a los que tienen el poder haciéndose la víctima que los presos son basura y la basura se aparta a un lado. Pues claro que los presos son basura hijo mío y debe estar apartada del resto salvo pocas excepciones. Esa idea parece que no la comparte Daniel Monzón.
jaja me ha hecho gracia lo último, con lo que coincido totalmente, igual que con toda la crítica. Grande Tosar, como siempre ;)
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