Lasse Hallström ha hecho un remake de una peli japonesa basada en un hecho real. Ha elaborado un telefilme con factura de lujo, en exceso lacrimógeno y blandito como un pastel de nata, un telefilme para pasar el rato, pero la historia de base sobre la fidelidad y la espera sí es interesante y da que pensar. Esperemos que este director resurja de sus cenizas, tuvo un momento dorado a mediados de los noventa y en mi opinión va a menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario