MI NOMBRE ES HARVEY MILK (Gus Van Sant)

Las pelis biográficas no suelen interesarme. Y si la cosa va de política estadounidense directamente me aburren. En realidad llegué a ésta y a Frost contra Nixon porque me gusta ver las muy nominadas a los oscars antes de que den los premios. Así que no esperaba mucho, pero tampoco obtuve mucho. Sean Penn es la película desde luego, se come la pantalla con su recreación tan creíble. Cuando veo en los créditos finales instantáneas del malogrado Milk me doy cuenta hasta que punto se mimetizó el actor con él. Quien vaya esperando ver a Penn guapo, que se despida, tenía que salir "feo" aquí y lo consiguen muy bien; sólo con quitarle sus ojos azules casi vale.

En cualquier caso, me alegré mucho de enterarme de las peripecias, logros y bondades del primer político abiertamente homosexual de EEUU que ocupó un cargo público. Me alegré por lo mismo que el guionista (que se ha llevado el oscar) cuando descubrió la figura de Harvey Milk y me hace pensar que estamos ante un film de visionado terriblemente necesario.

“Harvey Milk da un discurso al final del documental y recuerdo que dice algo así: ‘En alguna parte, puede que en Des Moines o en San Antonio’ – de ahí soy yo – ‘hay un joven gay que abrirá un periódico y leerá que un homosexual ha sido elegido en San Francisco. Sabrá que hay esperanza, que habrá un mundo mejor, un mañana mejor. Empecé a llorar porque yo era ese chico y me daba esperanza. Era un momento muy duro para la comunidad gay, con la crisis del sida. Entonces pensé que era necesario volver a hacer algo, seguir con su mensaje”. “Milk me pareció una figura carismática, un poco como un padre para su gente – algunos ya no tenían padre debido a su inclinación sexual –, que hizo mucho en muy poco tiempo”. Dustin Lance Black.